viernes, 13 de febrero de 2009

:: Corazón saturado ::




Y te ofrecí mi pequeño corazón que solo tenía una mecha encendida.
Sensible ante ventiscas; incapaz de iluminar tu recóndito mundo.
Pero está ahí, fiel a estos sentimiento, esperando a convertirse en la llama del deseo.
Por favor, no la apagues.

Amar es luminosidad, candor, dulzura y espasmos de todo tipo.
Cuando comprendemos que estamos listos para ello, somos llamas trémulas que luchan contra las ventiscas de la decpeción aferrándose al pabilo de la ilusión.
Què es lo que inunda nuestro ser. Qué es lo que nos hace flotar en su presencia?
Recuerdo cuando vi que venía a mí, aquella primera vez de llama, sentí el drenar puro del corazón hacia la cuenca de la plenitud.
La segunda vez, conocía la cuenca, y llegué a su remanso. Luego tuve que volver, porque no había por quien quedarse. Nuevamente, yo y solamente yo.


Escrito y sangrado por Rá y Guille

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