Este mes nació cuando volvía a donde mis zapatos descansan. En donde personas entran y salen, vuelven y van; creyendo que viven su vida. Y miraba a todos aquellos cabizbajos cansados y tal vez infelices. Fue el momento que menos espere para encontrarme con aquel conejo (¡Si! el del cuento) que me libero de las ataduras de la monotonía.
Llegue, me acosté y miraba aquel aparato que todos tienen; no sabia si reaccionar o no, me arriesgue y ahí empezó este cuento.
Y bese el cielo con mis pies aun en la tierra. Baile el solitario con mis parpados curiosos. Fotografíe al arte en acción. Probé los dulces más tentadores importados de Francia Aprendí a divertirme en las plazas descuidadas. Y recordé que soy un estúpido humano.
Y fui feliz gracias a Ily.
2 comentarios:
Ojala encuentre de nuevo la felicidad como vos en un conejo...
Nada en la vida es duradero; la felicidad no es una excepción.
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