En los Rincones de un Hogar.
Carta II
Y el color de tus uñas gastadas
Son iguales a las ilusiones que te prometiste
En aquella época donde aun tenían un lago puro
Y la gente temía con la represión.
Con aquella vieja amiga,
Que solo te da sudor
Pero el amor siempre fue tu fuerza
Y la base de tus sueños tu convicción
Sos parte de la raíz y el fruto
Con la vida y la paciencia
Hoy solo me queda decir
cuanto voy restando de todo
tu infinito amor.
“Yo te agradezco,
porque aquí estoy,
vos sos mi única madre
con alma y vida yo defiendo tú jardín...”
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