lunes, 1 de diciembre de 2008

..::Traspasar::..

Son las 2 de la madrugada y pienso; y como lo hago siempre, dejare pensar a mis manos, porque no te saco de mi cabeza, te imagino, me pregunto si piensas en mi… si piensas.

No es mi noche, solo pienso en una música; si… esa música. La que no sale de mi cabeza y te hace latir el corazón, la que nadie escucha pero todos la cantan.

Veo el fuego ardiente de la chimenea desde la ventana, pero sierro mis ojos y creo que es la estufa a gas de la cocina. Siento la nieve que no cae en este país, queman mis pantuflas y escucho lo que la televisión tiene para maldecirme.

Subo en un transporte publico, veo las nubes pelear entre ellas; llego a mi destino, donde la gente se cree gente por gastar dinero. Me pregunto si todo esta bien, y alrededor hay cosas bonitas, que llaman la atención, pero solo es eso, atención.

Paso el tiempo. Mientras pruebo ese helado prohibido en las sucias camas donde muertos sienten. Olvido, y pienso. Me dejo llevar en las escaleras que suben solas ¿Qué hice? Y llega el mar de la noche donde se ahogan las estrellas, aun veo tu sonrisa – opacada - iluminando mi cielo soleado. Un ducha por favor. Se termino.

Tal vez podemos vivir sin piernas, sin brazos; sin algunos órganos, sin funcionar correctamente, sin pensar como las masas. Aunque correcto sea lo correcto y malo lo que se cree que es malo. Pues soy yo, el príncipe que no tendrá corona… porque ensucie el babero real; el mendigo que tiene una fortuna, la fortuna de ser un mendigo. Vuelvo a cantar la música silenciosa y de todas formas esperare a que pienses en mí, aunque no lo hagas, pero se que tu corazón late.

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